“WELLNESS” = BIENESTAR
¿Qué evoca en ti este concepto?
Reparemos en los detalles de la representación gráfica de la palabra.
o BIEN – De bueno, beneficioso... De dicha…
¿Qué es bueno?
o ESTAR – De presencia, existencia… De vida…
¿Qué es presencia?
Sigamos prestando atención a su etimología, su origen, composición…
o ES - TAR: Del latín stare = "estar parado".
Ser, estar… Detenerse, parar…
o B - I - E - N: Tomemos como inspiración estas cuatro letras. Cada una representando un verbo asociado a diferentes facetas de nuestro ser.
Breath – Imagine – Educate - Nourish
Cuatro vocablos o ideas destacadas para los “Cuatro cuerpos” a los que se refieren algunos profesionales en salud integral. Cuatro aspectos de nuestra naturaleza que requieren atención y cuidado para disfrutar de ese bienestar en su sentido más amplio.
o FÍSICO (Respira)
o MENTAL – PSICOLÓGICO (Imagina)
o EMOCIONAL (Educa)
o ESPIRITUAL (Nutre)
¿Me acompañas en una breve reflexión sobre cada uno de ellos? Una reflexión abierta. Lista para recibir y seguir extendiéndose.
Un hilo o tallo conductor: el bienestar.
Cuatro expresiones o formas de florecer en él: física, mental, emocional y espiritual.
FÍSICO
Seguro que alguna vez has escuchado la expresión, “Hay que escuchar el cuerpo”. Y sí, así es, porque el cuerpo habla. Tiene su propio lenguaje, a veces sutil y otras tan directo, tan rotundo que es imposible no atender su llamada.
A escuchar se aprende. A escuchar a otros, a escucharnos a nosotros. Y no me refiero, en esta ocasión, a escuchar lo que la mente recita o la boca murmura, sino lo que nos cuentan por ejemplo, los diferentes pliegues de nuestra piel. Las “hebras” de nuestros músculos, algunos de ellos tan pequeños o escondidos que ni siquiera reparamos en ellos. Los huesos, con su dureza y fragilidad a partes iguales… Así como cada órgano que conserva milagrosamente esta vasija que llamamos cuerpo.
Hace unos días alguien que había recibido una planta para cuidar, me preguntaba… “¿Cada cuánto tiempo he de regarla?” Lo cierto es que yo misma no sabía si había una cadencia óptima. Aunque quizá la respuesta está en el hecho de observar. Las plantas son un poco como las personas, ¿no crees? Hay que escuchar lo que te dicen sin palabras. Y para eso necesitamos seguir practicando la escucha activa. Poner atención consciente con el fin de captar lo que se comunica más allá del verbo, en otros y en nosotros mismos.
Si las hojas amarillean, si los tallos languidecen, si un pequeño agente externo comienza a dañar eso que apenas se ve… Si la tierra que la sostiene está seca, o encharcada…
Detectar estos pequeños síntomas literales o simbólicos, pueden mantener la salud e incluso salvar una vida. La de cualquier ser.
En el fondo tenemos algo de planta con raíces que quieren ir hacia la tierra y ramas que buscan el cielo. ¿Te observas con atención? La respuesta de lo que nos sucede a otros niveles (mental, emocional…) a menudo la da nuestro propio cuerpo de forma inconsciente, en un idioma en el que tenemos que seguir afinando.
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¿Cómo va la escucha activa hacia tu cuerpo físico?
Respira…
Inspira… Expira…
¿Lo oyes mejor ahora?
MENTAL – PSICOLÓGICO
Los humanos somos seres intelectuales. Nuestro razonamiento encuentra respuestas a problemas prácticos y eso ha supuesto nuestro avance como especie, si bien la sabiduría, la adecuada toma de decisiones prudentes y sensatas, continúa siendo nuestra asignatura pendiente.
Digamos que los pensamientos y la razón son como la batuta del cuerpo mental. A través de ellos dirigimos el almacenamiento de conocimiento y lo procesamos, para encontrar respuestas rápidas y lo más sencillas posibles (al cerebro le gusta ahorrar energía siempre, busca el camino más fácil, no siempre el mejor). No obstante, solucionar problemas de manera creativa y eficaz no es sinónimo de saber gestionar nuestra vida de forma que ese bienestar para uno mismo y para otros sea real.
En ocasiones, incluso, la batuta se vuelve loca y los pensamientos toman un ritmo obsesivo-compulsivo que solo causa ruido mental. Ser conscientes de la capacidad de nuestra mente de hacer estas travesuras, puede ayudarnos a llevarla de la mano para bajar el nivel de jaleo en la jaula de grillos. “¿Queréis cantar?, ¡Bien! Pero vamos a hacerlo con armonía… Algunos sonidos tendrán que moderar su tono, otros silenciarse, a otros habrá que darles más voz, más sonido… Tomo la batuta sin aspavientos, pero con determinación.”
Y así, conscientes de la necesidad de un continuo entrenamiento del cuerpo mental, vamos encontrando, con más frecuencia, la vía para poner nuestros pensamientos, (incluso los aparentemente disonantes), al servicio de una vida práctica, útil, interesante, sabia… en ámbitos profesionales, lúdicos o personales.
Si entrenar el cuerpo físico es importante para mantener su fortaleza, flexibilidad, energía… entrenar el cuerpo mental no lo es menos.
La meditación es una herramienta probadamente eficaz en esta dirección.
Las visualizaciones o imaginar situaciones o estados agradables o positivos llevando la atención en las sensaciones corporales que producen, para desde este punto cambiar los pensamientos que nos causan inquietud, también lo son.
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¿Dedicas tiempo a meditar?
“Imagine”…
EMOCIONAL
“Mens sana in corpore sano”. Hay verdades que suenan así de sencillas. Que no simples.
Miles de funciones de nuestro cuerpo físico están regidas por el cuerpo mental que organiza el adecuado funcionamiento de las constantes vitales así como de los canales que garantizan el suministro de la energía que necesitamos a través de la nutrición, el sueño, el movimiento…
Es tan fascinante que una “máquina” de tal perfección ande “sola” que a veces olvidamos que hasta los vehículos de conducción automática necesitan supervisión. ¡No nos perdamos de vista!
Si por alguna razón algo deja de funcionar como debiera en ese “conductor” y el cuerpo comienza a sufrir carencias o ausencias, debilitándose y cayendo enfermo, aparece el dolor no solo físico sino del “alma”. Un dolor que puede convertirse en sufrimiento.
No hay que temer a las emociones. No las hay buenas y malas (esas catalogaciones son culturales). No producen menos sufrimiento si las ignoramos. Necesitamos aprender a acompañarlas sin juicio. A observarlas en su complejidad, cuando así es. A atrevernos a ir a la raíz. Allí, en el origen, está la quietud.
Nuestro cuerpo emocional es como un niño que necesita acompañamiento para expresar sus necesidades de manera no reactiva. No nacemos enseñados. En este campo tampoco. Afortunadamente podemos aprender a gestionar nuestras emociones. Cuanto antes empecemos a hacerlo, mejor. Educación emocional desde la niñez. Sí, por favor.
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Educación emocional = Formación continua.
ESPIRITUAL
En este contexto, lo espiritual va más allá de toda religión, no tiene credo ni dioses. O puede tener esta forma para algunos, pero no para todos.
El arte o la literatura también poseen la capacidad de provocar un diálogo interior que aporte serenidad en esa reflexión sobre el sentido de la vida.
También el desarrollo de valores que fomentan el amor y la paz podría estar relacionado con este aspecto.
La espiritualidad, de hecho sería el anhelo de una visión de la vida que trascienda. Que de sentido a la existencia.
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¿Qué da paz a tu espíritu?
Nútrelo…
De mi querida Ingrid, de Deliciosamente Rural, que con su generosidad, ha querido compartir la sabiduría y serenidad que le caracterizan para iluminar este proyecto.